martes, 13 de abril de 2010

Dícese de la igualdad


"La pintura es mujer" 
-Asegura una parada de la calle San José.



Y el dibujo es hombre.Tomá.

Shh.

(Desaire que admiro y que callo.
Dulce apatía del silencio)

.........

El resto sobra.

Escenario

Escena 1


Estupefacta.
Desafío lo que los iris me cuentan.
¡¿Qué esta haciendo esa chica?!  
Si ni en hacer ni decir... ¡niet!
No quiero ver.
Igual pocos segundos después ya no hay como hacerse la zonza.
Y ahí ella y su show. ¡Pégenle! -y me inserto una patada  por dentro- 
Imperturbable sigue en su coreografía ¿por qué así disfrazada, si quiere verse desnuda? 
Y dale Juana con la matraca, a jugar ese rol que no le encaja -pues sobretodo no cree que siquiera existan, los roles- Pura máscara.
Tanto que se reía desde afuera, y ahí.. ya con pomo y careta en pleno carnaval, entrando a mojar.


Escena 2


Ojalá lo afronterado, ojalá lo inefable
Si por mi fuera ni el asomo de las palabras.
Lo único aceptable en esta materialidad para mi son los ojos, esos que ven y se ven -Y ni siquiera-
Ahí donde juegan las miradas aun sobrevive lo inasible, el instante relativo, ese más de lenguaje de luz y sombras que de palabras
-mal que les pese-
siempre cuadrantes
categóricas
y finalmente el límite, maldito.
Y lo comento/siento/pienso/digo ahora -¿quién se salva? siempre estas perras letras mediatizando hasta esto-
[como un s.o.s, grito pelado al cielo en un antojo de mentira, como si pudiera salvarme, borrar eso que no fui e hice y hecho esta: muralla]
nomás por empriria lo digo, quien aturdida me tiene de dar muestras sobre  la estrechez que le vuelven a  las cosas al sucederse en definiciones linguísticas, descripciones que convierten en espejos acartonados
sensaciones
olores
fuegos
charcos
hechos de otra especia/textura/magia. Informes.


Escena 3


(Desenlace y muerte)
Y ahí ella.
Cabeza hacia la luna como implorándole le permita fluir en ese algo que en total es nada.
Sin palabras  ansias ni gestos pensados.  
Sin  premeditar los hechos o sonrisa estudiada o imágenes anticipadas,  
ni queriendo esas estrategias que su mente le incita -¡dale dale!- a programar.
Luchando con ese heterónimo -ajeno, monstruo-  casi se creía vencedora hasta darse cuenta que no; que sigue hablando y de lo que no le importa, revocando las posibles grietas todavía vírgenes, separándola de sí -del otro- sellando su pequeño muro, ya no tan pequeño, en torno a lo que creía sin fronteras.


--- Baja el telón ---

Un montón de abrojos


Si, un montón ni menos ni igual, gorgojeando aquí dentro.
¿Qué quieren? -Siempre suponiendo qué un x desencadena en otra x pariente equis prima
Capaz que están ahí porque es su razón de ser  nomás.
Allí por algo como la física u otra religión.
Pero yo pienso que quieren decirme algo. Y eso es lo que importa.
Entonces me pregunto qué…
Miento, ya sé,
quieren hacerme mirar mis pasos andrajosos pisando mi alma arriba del deseo ya muchas veces más pisado -y viceversa-.
Ya sé, muevo las piezas cuando me distraigo del tablero, -y eso es siempre-
Y ese maldito caballo que ahora.....
- Jaque...
Pero bueno, escapa de mi–¿mi? Quien soy quién es? 
-Hoy acordamos/acordaste/acordé que vos sos yo, o sea sólo un yo. ¿Te acordás-te?
No sé, no sé si eso esté en mi naturaleza cual Salus, sería dar por supuesto que viene así de fábrica y nomás sé de mis dudas..
Todo esto fue ese caballo, con esa jugada -otra vez-
Me distraje, volé fuera de mi –¿yo?.
Ni tiempo para un movimiento
… mate.

ocaso, acaso

La luna le hinca hondo el diente al sol, comiéndose el día.
Noche
Interludio entre ambos estadios
amanecer, acaso
u ocaso


-depende de que lado de la luna te encuentres-

"yo estoy al derecho, 
sov satse atleuv odad"

Antojo necro turístico (bosque-jo onírico)



Entre un charco a secas
o de tiza celeste, eco del cielo.
Un  giro estrepitoso a ras del suelo
que me revuelve en el anhelo de un tiempo de altura.

Duende caído.

Esas nubes enormes -nunca entrañables-
de choques eléctricos
rondas
café aguado sabor a tierra
gritos fugaces de esas esponjas grises
y ahora tan necesarias.

Incomprensibles deseos en horas de postre
antojo que sólo su agua densa y oscura
-como el cristal brotando de algón tajo terroso
allá lejos, más hondo aún de lo que estoy ahora-

Ya garúa
-pero gotas gordas-
y me sacio la sed en esta lluvia ácida
que me incendia las manos
pies
plantas
uñas
encegueciéndome los ojos y las rodillas
y tan contra incandescente
va extinguiendo el fulgor de otros sueños plateados.